6 de julio de 2018

La amenaza comercial, el mayor riesgo de este verano

La escalada de las tensiones comerciales entre EEUU y China sigue pesando sobre los inversores, que temen un freno en el actual crecimiento económico mundial y con ello, de los beneficios empresariales. Las bolsas (sobre todo de EEUU) han subido mucho y muy rápido en los últimos dos años, y por lo tanto, las valoraciones actuales sólo son justificables si los beneficios son lo suficientemente altos como para compensar las mismas. De momento, esto se ha cumplido. En el primer trimestre del año las empresas americanas ganaron un 24% más de media que en el mismo periodo del año anterior, frente al 17% esperado (derivado de la rebaja de impuestos). Para este segundo trimestre del año, las expectativas son positivas, con ganancias previstas del 20%, pero esta buena tendencia depende del desarrollo de las negociaciones comerciales.

El pasado 15 de Junio la Administración Trump confirmaba el establecimiento de aranceles sobre más de 1102 productos, habiendo entrado en vigor hoy viernes 6 de julio la primera parte de los mismos (que afectarían a 34.000 millones de dólares de exportaciones chinas, quedando pendientes otros 16.000 millones para septiembre). Estas medidas se sumarían a los aranceles sobre paneles solares y lavadoras (de entre el 20% y el 50%, anunciados en enero) y a los anunciados en marzo sobre el aluminio y el acero (del 25%). El objetivo de Washington: equilibrar el actual sistema de comercio mundial, que Trump considera negativo para los intereses de EEUU, y que ha provocado un abultado déficit comercial en este país en los últimos años, siendo China el país con el que este déficit es mayor. Este elevado déficit comercial se asocia con pérdidas de empleo, por lo que en estas amenazas proteccionistas hay también un importante componente electoral, dado que en noviembre hay en EEUU elecciones de media legislatura, y Trump quiere asegurarse la mayoría en las dos Cámaras del Congreso. La Administración americana critica también a China por sus escasos esfuerzos por mejorar la propiedad intelectual, y por la escasa apertura de su mercado doméstico a las empresas extranjeras. Por su parte China ha respondido a estas medidas con una lista de productos ligados a energía y productos agrícolas (como la soja), que también serían efectivas hoy, en un intento por dañar precisamente la base electoral de Trump (en estados agrícolas como Iowa o Nebraska)

De momento, lo que sí ha conseguido Trump es poner nerviosos a los inversores. En Europa, las encuestas de confianza empresarial se han reducido a niveles de hace un año, siendo la confianza alemana la más castigada, dado el marcado carácter exportador de este país. Lo mismo ha ocurrido en los activos emergentes, castigados no sólo por el potencial efecto negativo sobre sus economías del freno comercial, sino por problemas específicos de algunos países, como Argentina, Brasil o Turquía.

Sin embargo, con las medidas anunciadas a día de hoy, las estimaciones de los analistas económicos señalan que no hay riesgo de recesión mundial, dado que apenas supondrían un coste de 1-2 décimas para el crecimiento de EEUU y 3-4 décimas para el crecimiento chino. De hecho, el gobierno chino ha intentado durante todo momento mantener un talante conciliador. A primera de hoy viernes, antes de que EEUU inicie sus nuevas sanciones, China hacía pública una declaración en la que reitera su compromiso con las reformas de su país, con la apertura de sus mercados a empresas extranjeras y con mejorar la protección sobre la propiedad intelectual. Con esta declaración, intenta frenar a Donald Trump en sus nuevas amenazas de imponer aranceles sobre otros 200.000 millones de dólares de productos chinos. La declaración implica además, para alivio de los inversores, que el gobierno chino no tiene interés en impedir a las empresas americanas hacer negocios en su país, en contra de lo que parecían sugerir algunos medios de prensa la semana pasada. China además tiene otras prioridades: avanzar en las reformas económicas para convertirse en una economía moderna, reducir el exceso de deuda de sus empresas, frenar la burbuja inmobiliaria, etc.

En resumen, los temores comerciales van a seguir dominando el comportamiento de los mercados durante este verano, y probablemente, hasta que se celebren las elecciones en EEUU a inicios de noviembre. Esto implica volatilidad (que puede ser mayor por el menor volumen de negociación), y posibles correcciones temporales. No creemos, eso sí, que estemos ante un cambio de tendencia. Aunque es cierto que 2018 será previsiblemente el año en el que se alcance el techo en este ciclo, los riesgos de una guerra comercial que lleven a una nueva recesión siguen siendo muy bajos. Por tanto, a día de hoy no hay razones económicas y empresariales que justifiquen un cambio de tendencia en las bolsas.

Centro de Inversiones DB, 6 de julio de 2018

Centro de Inversiones DB: Rosa Duce.
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Fuentes: Bloomberg, DB CIO Office y elaboración propia. Autoridad supervisora: Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)
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