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Mi préstamo personal es caro, ¿puedo cambiarlo a otra entidad?
¿Sabías que el precio del crédito de la banca se ha abaratado en torno a un 15% en el último año? Es el momento de aprovechar esta rebaja cambiando tu préstamo personal a otra entidad.
Cambio de un préstamo personal a otra entidad ¿y por qué no?
Muy poca gente tiene en cuenta que cambiar un préstamo de una entidad a otra no sólo aplica a los préstamos hipotecarios (subrogación), sino que también puede realizarse con los préstamos personales. En ocasiones, nos preocupamos mucho por buscar productos al mejor precio posible para después financiarlos a las condiciones que ofrece el vendedor. Esta solución suele ser la más cara, por lo que de entrada valdrá la pena comparar la TAE de la operación con varias entidades.
Manos a lo obra: quiero mejorar condiciones
Ahora imaginemos que hemos contratado un préstamo personal que ya estamos pagando. Podemos preguntar a nuestra entidad financiera habitual si ofrece condiciones mejores y pedirle que calcule cuánto costaría un cambio. La clave serán las comisiones que ésta aplique: de estudio, de apertura, de cancelación. Cada entidad ofrece diferentes condiciones, de modo que vale la pena un cálculo global de la operación.
Pero ¿qué significa mejorar las condiciones?
Nuestro primer objetivo será rebajar el coste final, es decir el importe total que habremos pagado una vez finalizado el préstamo, lo que debería implicar una cuota mensual más baja. También podemos perseguir un cambio en el plazo: reduciéndolo o ampliándolo. Por último, también podríamos desear ampliar el importe del préstamo que nos conceden, porque por ejemplo habíamos solicitado el dinero para una reforma en casa y deseamos ampliarla. Por lo tanto, en muchas ocasiones, una mejora de las condiciones puede ser interpretada de diferentes formas, en función de las necesidades de cada uno.
Tipo, TAE y endeudamiento máximo
En cualquiera de estos casos, vale la pena comparar diferentes ofertas, y valorar si nos interesa más una opción flexible o más acotada, es decir, un préstamo con un tipo de interés variable o fijo, y, finalmente, tener muy claro la TAE de la operación. Si elegimos un préstamo a interés variable, deberíamos calcular diferentes escenarios en el caso de que subiera el índice al que estuviera referenciado (el Euribor, por ejemplo). Se trata de asegurar que en cualquier caso podremos afrontar sin problemas el pago de la cuota. Recuerda que lo recomendable es no superar nunca el 35% de endeudamiento total respecto a los ingresos totales.