22 de septiembre de 2017

Los bancos centrales, los protagonistas del otoño

El verano ha sido largo y relativamente tranquilo en los mercados financieros. De hecho, sólo en sus últimas semanas hemos visto volatilidad ligada a Corea del Norte, a la apreciación del euro frente al dólar, o al continuo retraso de la reforma fiscal prometida por Donald Trump. Donde sí que ha habido avance es en la negociación del techo de deuda de EEUU, algo que podría haber provocado el cierre de la Administración a inicios de octubre y  que finalmente no ha sucedido gracias al acuerdo entre republicanos y demócratas para extender el techo de deuda en tres meses, hasta el 15 de diciembre. Ello permitirá también la aprobación de una partida presupuestaria para hacer frente a los costes producidos por los huracanes Irma y Harvey.

La llegada del otoño comienza con estos mismos temas sobre la mesa, pero también algunos más. El primero en importancia es, sin duda, la actuación de los bancos centrales que poco a poco empiezan a preparar a los inversores para un cambio en su política monetaria. El crecimiento mundial se acelera y empieza a parecerse al existente antes de la crisis, y aunque la inflación se mantiene todavía en niveles bajos, preocupa que la subida de la misma en agosto sea el inicio de un ciclo alcista de precios, sobre todo en países que, como EEUU, mantienen niveles de desempleo en mínimos. Con esto en la cabeza, prácticamente todos los bancos centrales desarrollados están empezando a cambiar su discurso.

En Europa, el BCE ha dicho ya que anunciará cambios en su política monetaria en octubre, probablemente bajando a partir de enero, y no eliminando totalmente, el volumen de las compras de deuda. Pasaría así probablemente, a juicio de los analistas de Deutsche Bank, de los actuales 60.000 millones de euros de compras a 40.000 millones de euros, bajando de forma paulatina dichas compras a lo largo del año hasta eliminarlas totalmente. No se esperarían subidas de los tipos de interés hasta 2019. También el Banco de Inglaterra anunciaba en su reunión de septiembre posibles cambios en su política de expansión. A su juicio, dada la fortaleza de la actividad económica y la persistencia de la inflación por encima del objetivo del 2%, podrían reducirse las compras de deuda, así como subidas de tipos en los próximos meses. Por último, en la reunión de la Reserva Federal de esta semana se decidía empezar a reducir su cartera de deuda para así devolver de forma paulatina su balance a los niveles anteriores a la crisis (se ha multiplicado por cinco, desde los 900.000 millones de dólares a los 4,5 billones de dólares). Para ello, dejará de reinvertir los vencimientos de los bonos que tiene en cartera, aunque de forma paulatina (a raíz de 10.000 millones de dólares al mes, ampliable hasta los 50.000 millones de dólares mensuales a lo largo del año. La Fed deja claro además que subirá los tipos antes de final de año.

Los cambios en la política de los bancos centrales deberían tener un impacto negativo sobre los mercados de deuda. Las rentabilidades tenderán a subir, especialmente en los plazos más largos tanto en los bonos públicos como corporativos. Recomendamos cautela por tanto a la hora de invertir en estos activos. Dentro de la renta fija, seguimos apostando por bonos periféricos (donde la prima de riesgo todavía es demasiado elevada), bonos corporativos con calificaciones más bajas dentro del universo Grado de Inversión (rating BBB), y bonos emergentes. La solidez de las economías emergentes, la estabilidad cambiaria prevista y los elevados cupones ofrecidos deberían permitir a estos últimos compensar el efecto negativo de la potencial subida de la rentabilidad de los bonos americanos.

En bolsas, la visión es más positiva. Pese al cambio anunciado en la política de los bancos centrales, no se esperan, a la postre, fuertes subidas de los tipos de interés, ni siquiera en el caso de la Fed. La razón, las autoridades monetarias no quieren poner en riesgo el actual crecimiento económico, y sobre todo, dados los altos niveles de deuda alcanzados a nivel mundial, no quieren bruscas subidas en los costes de financiación empresarial. Un entorno de actividad económica fuerte tipos de interés relativamente bajos en comparativa histórica y balances saneados debería favorecer las subidas bursátiles.

En resumen, empezamos un otoño que, como siempre, vendrá acompañado de muchos acontecimientos que pueden generar volatilidad en los mercados. Sin embargo, creemos que no hay factores a día de hoy importantes que hagan esperar fuertes caídas. La mejor recomendación por tanto es mantener la calma, no tomar decisiones precipitadas dado que creemos que los fundamentales económicos y empresariales son lo suficientemente sólidos como para impedir fuertes caídas.

Disclaimer: Centro de Inversiones DB: rosa.duce@db.com
La información suministrada en este documento está basada en criterios objetivos e información fiable, pero no constituye oferta, ni solicitud para comprar o vender el producto financiero analizado, quedando la opinión expresada en la fecha de emisión del análisis, sujeta a cambios experimentados por los mercados. Deutsche Bank no se responsabiliza de la toma de decisiones que se fundamenten en esta información".

Fuentes: Bloomberg, Deutsche Bank AG Global Markets y elaboración propia. Autoridad supervisora: Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
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