Tejido empresarial español: el tamaño sí importa

En un momento en el que el espíritu emprendedor vuelve a ser reivindicado, y en el que los jóvenes aprenden a crear empresas en la universidad, e incluso en el colegio, necesitamos darle un giro a nuestro tejido empresarial. Si aspiramos a plantarle cara a la competencia en una economía globalizada, y cada vez más digital, nuestras empresas deberían tener un mayor tamaño.

El tejido empresarial español está claramente compuesto por pymes (más del 99%), de las cuales la gran mayoría son pequeñas empresas.

Datos proporcionados por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social (MEySS) sobre las empresas inscritas en la Seguridad Social en agosto de 2017.

Pongámonos en situación.

Una empresa pequeña que vende solo en su mercado local estaría a merced de los ciclos económicos; le irá bien en períodos de bonanza, pero le sería más difícil sobrevivir a una recesión. En cambio, una empresa más grande, bien internacionalizada y con presencia en diferentes áreas geográficas, podría compensar una posible caída de ventas en Europa, ante una recesión, con una mayor actividad en Asia o América, si están en crecimiento.
Los empresarios españoles han aprendido la lección con la crisis de los últimos años y se han lanzado a la exportación. Hoy podemos decir que el sector exportador es la gran historia de éxito de nuestro país de los últimos años.

¿Puede una micropyme ser competitiva y exportar?

Sí, por supuesto. De hecho, hay ejemplos de empresas muy dinámicas que han sabido salir al exterior y hacerlo con éxito. Ahora bien, para el emprendedor o el gerente de una micropyme puede convertirse en un mundo dominar temas de gran envergadura, y necesarios para la internacionalización de una empresa, como: los aranceles aduaneros, la información sobre clientes de otros países, la financiación y los medios de pago internacionales, además del conocimiento que ya debe tener sobre su propio producto o servicio.

¿Por qué el tamaño es importante?

• Permite aplicar economías de escala.
  Tanto en la compra a proveedores como en la producción y en los procesos; y aumentar así la eficiencia y, por ende, ser más competitivo, lo que es especialmente relevante cuando la empresa se plantea conquistar nuevos mercados.
  Las economías de escala también suponen poder invertir más y mejor en Investigación, Desarrollo e Innovación. Una empresa pequeña puede dedicar una parte importante de su presupuesto (que seguirá siendo pequeño) a I+D+I, pero no podrá competir con una empresa mayor que, sin esforzarse más, tendrá una partida mucho más alta.

• Atrae y retiene el talento.
  La relación entre el tamaño de una empresa y la capacidad de adquirir grandes profesionales es directamente proporcional. Ya sea por la ausencia de áreas de responsabilidad atractivas o por la falta de potencial a la hora de ofrecer salarios competitivos. Un profesional con talento siempre preferirá una empresa de envergadura. Pero es que además de ser complicado atraer el talento externo, el interno, sin alicientes, será difícil de retener.

¿Y ahora qué?

Con la conquista de nuevos mercados, los empresarios de nuestro país han protagonizado un auténtico ‘milagro español’. El aumento de las exportaciones ha conseguido atenuar el efecto de la crisis y equilibrar la composición de nuestra economía. Pero contamos con un sector empresarial demasiado atomizado. El reto que se nos presenta ahora es ganar tamaño para que nuestras empresas, que están al mismo nivel que las mejores de cualquier país desarrollado, puedan competir en el siglo XXI.

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